Detectan a más de cuarenta parqueros que operan por las noches para extraer el mineral de socavones que han reabierto en el caserío El Toro, Huamachuco.
Huamachuco. Tras las interdicciones contra la minería ilegal y recuperaciones de terrenos que servían de guarida para las operaciones de los ilegales, las mafias mineras han replanteado su accionar para burlar los controles y el seguimiento policial en Huamachuco, provincia de Sánchez Carrión.
Según información policial, se ha detectado que delincuentes, llegados desde Pataz, vieron la oportunidad de retomar este ilícito negocio tras el cierre de varios socavones ilegales que funcionaban en el bosque de propiedad de Fernando Polo Espejo, y han invadido una nueva zona en el caserío El Toro (Huamachuco).
Al verse afectada en gran parte la red de socavones, los ilegales se habrían reunido para activar nuevos socavones en el caserío El Toro y continuar con el robo de mineral en terrenos que pertenecen a un clan familiar que conforman los Ríos Briceño, Ríos Peña y Ríos Carbajal, quienes estarían financiando estas nuevas operaciones ilegales ante la pasividad de las autoridades vecinales y pobladores.
Frente a la constante lucha contra la minería ilegal, las mafias mineras han impuesto nuevas condiciones de trabajo y operan durante las noches para evitar ser detectados por los vuelos de dron y seguimiento constante. Los agentes policiales, asignados desde hace varias semanas en la zona, dotados con visores nocturnos, ubicados en puntos estratégicos y con informantes vienen recopilando el material suficiente para sustentar la denuncia fiscal.
Según se supo, han podido registrar el ingreso de hasta 40 personas a un socavón que presuntamente pertenecería a un tal Santiago García. Además, se ha identificado personal de seguridad que portan armas de largo alcance. A partir de las diez de la noche los parqueros, provistos de herramientas y cascos con luz, empiezan a movilizarse hacia el socavón. El trabajo termina apenas aparece el sol para evitar que los residentes de los caseríos puedan informar o entregar material que demuestre el ejercicio de la minería ilegal en la zona.
La ronda, en ocasiones, prefiere mirar para otro lado porque sabe perfectamente que con los mineros ilegales no pueden pedir mesas de diálogo o imponer la justicia rondera. “Si intervienen saben que como respuesta habrá disparo y la consecuente amenaza que se extiende a familiares directos”, lamentaron los comuneros.
Ha llamado mucho la atención de estos nuevos actores ilegales en Huamachuco. Bajo la inofensiva apariencia de agricultores, recolectores de leña y criadores de ganado menor son inducidos a participar en el robo de mineral. Algunos son propietarios de camiones y se prestan al traslado del mineral robado hacía las labores ilegales del cerro Cachito o a las procesadoras de Huanchaco en Trujillo.
“Todos sabemos que la minería ilegal mueve millones de soles en muchas zonas del país. Coigobamba y Shiracmaca son dos caseríos que sirven de guarida a los mineros ilegales y ahora se suma el caserío El Toro. En ocasiones son autoridades o líderes vecinales y en otras compran parte de la ronda para que protesten o denuncien abusos. Muchos delincuentes que laboraban en el bosque ahora buscan reubicarse y al parecer estaría con la banda Ríos. El único camino es la denuncia fiscal y las posteriores decisiones judiciales para erradicarlos”, señalaron quienes están al frente de las investigaciones.