● El sector agro de La Libertad, que emplea a 102 mil liberteños, necesita un impulso más fuerte de inversión y la implementación de nuevas tecnologías.
La Red de Estudios para el Desarrollo (REDES) identificó que, en 2023, la región La Libertad registró una participación significativa en la producción de cultivos clave como el espárrago, la palta y el trigo. Sin embargo, Carlos León, economista de REDES advirtió sobre la vulnerabilidad que experimenta la región frente a plagas que podrían perjudicar la productividad agrícola.
El economista recordó que el sector agropecuario es el pilar fundamental de la economía departamental, pues representa el 17,9% de la producción total. Además, este sector es un importante generador de empleo en la región, con aproximadamente 102 mil liberteños dedicados a la agricultura y 145 mil involucrados en actividades pecuarias. Esta contribución no solo sostiene la economía local, sino que también es crucial para el bienestar social de la población.
“Además de aportar cerca del 70% de los alimentos que consumimos todos los peruanos, el sector agrícola proporciona insumos esenciales a restaurantes, agroexportadores y la agroindustria. El sector genera empleos directos e indirectos. Solo en La Libertad, la agroindustria emplea a 88,561 personas”, refirió León.
Plagas y afectación a cultivos clave de la región
La Libertad es la principal productora de distintos insumos clave. Por ejemplo, la región produce, aproximadamente, el 51% de toda la caña de azúcar a nivel nacional, esencial para la agroindustria. Además, La Libertad concentra el 46% de la superficie plantada de arándanos, un importante producto de exportación. También produce el 43% de la oferta de espárragos a nivel nacional, y el 32% de palta.
A pesar de la importancia de este sector, existen desafíos críticos, como la presencia de plagas. En la región, la mosca de la fruta y el gusano cogollero del maíz son plagas altamente peligrosas para los cultivos y afectan, precisamente, a tres de los productos más importantes: el arándano, la palta y el espárrago. “Para prevenir el impacto negativo ocasionado por esta situación, es necesario aplicar prácticas de Manejo Integrado de Plagas, que se dividen en cuatro etapas: vigilancia, prevención, control y evaluación”, dijo León.
Una de las respuestas fundamentales ante esta vulnerabilidad del sector es la prevención de plagas a través del uso de semillas certificadas. Sin embargo, según el Censo Nacional Agropecuario (CENAGRO), solo el 15.6% de los agricultores liberteños utiliza estas semillas. ¿Por qué es importante este recurso?
“Las semillas certificadas producen cosechas de mejor calidad, y necesitan menos recursos, como fertilizantes, incluso en condiciones adversas. En general, incrementan la productividad de la tierra y producen plantas más resilientes ante los ataques de insectos y enfermedades. A pesar de que estas semillas pueden ser más costosas, es una inversión para mejorar y no arriesgar nuestra producción. En el largo plazo, los costos de producción se reducen, al igual que las pérdidas ocasionadas por plagas”, explicó Carlos León.
En cuanto a las estrategias de control, el Servicio Nacional de Sanidad Agraria del Perú (SENASA) recomienda priorizar el uso del control biológico antes de utilizar plaguicidas químicos. El control biológico implica el aprovechamiento de depredadores naturales para combatir los insectos causantes de las plagas.
¿Cómo potenciar el sector agro en la región?
A fin de garantizar un futuro sostenible para el sector agrícola en La Libertad, el especialista se refirió a la innovación y uso de nuevas tecnologías como un factor esencial. En ese sentido, la capacitación de los agricultores para manejar las nuevas tecnologías también juega un papel crucial. Sin este apoyo, las inversiones se pueden desaprovechar.
“Las técnicas agrícolas están en constante evolución a nivel global, ello incluye, por ejemplo, prácticas de agricultura de precisión y biotecnología. Debemos ser capaces de implementar estas nuevas tecnologías en nuestro país para mejorar la eficiencia en el uso de recursos y la competitividad de nuestros productos en el mercado internacional”, resaltó León. “Además, es crucial que nuestros agricultores reciban formación continua en estas áreas para asegurar que su productividad y rentabilidad no se vean afectadas”, agregó.
León resaltó también la importancia de la inversión en infraestructura hídrica, que es esencial para optimizar el uso de los recursos hídricos en la región. Ello considerando que, actualmente, de cada 10 hectáreas que se siembran en el país, 6 utilizan las lluvias como recurso para regar los cultivos. “Es decir, a nivel nacional, la mayoría de los cultivos dependen de las condiciones climáticas. Por lo tanto, contar con sistemas de riego eficientes libera a los agricultores de la dependencia de las lluvias y les permite diversificar sus cultivos”, sostuvo León.
El proyecto de Chavimochic III, que habilitará 63 mil hectáreas de cultivo nuevas, permitirá a los agricultores mejorar su eficiencia productiva. Con la infraestructura adecuada, señaló, el sector agrícola no solo se vuelve más resiliente ante la escasez de agua, sino que se prepara para crecer y sostenerse en el largo plazo.