Por: José Germán Salinas Gamboa – Doctor en Administración
El liderazgo puede ser definido como la
«actividad de influenciar a la gente para que se empeñe voluntariamente en
el logro de los objetivos del grupo». Por grupo debe entenderse un grupo
pequeño, un sector de la organización, una organización, etc. Debido a que lo
que aquí interesa es el liderazgo en el terreno organizacional, utilizaremos la
palabra «organización» para simbolizarla como aquella que esta conformada
por un grupo de personas que desean lograr un objetivo. La definición de
liderazgo citada al principio contiene una palabra clave:
«voluntariamente», que también podría traducirse como «de buena
gana». No se trata sólo de influenciar a la gente sino de hacerlo para que
voluntariamente se empeñe en los objetivos que correspondan. Por lo tanto,
excluimos del concepto de liderazgo la influencia basada en la coerción.
En los albores de la historia, el líder
era concebido como un ser superior al resto de los miembros del grupo, con
atributos especiales. Un individuo al demostrar su superioridad ante la
comunidad se convertía en el líder. Se consideraba que estos poderes o
atributos especiales nacían con ellos (Teoría de los rasgos del Liderazgo). De
allí que surja el dilema ¿El líder nace o se hace?. Actualmente con el auge de
la psicología, se ha tratado de fundamentar esta perspectiva a partir del
fuerte vínculo psicológico que establecemos con nuestro padre, la primera
figura arquetípica que tenemos.
Y así, como conceptualizábamos a nuestro
padre como un ser perfecto e infalible, reproducimos esta fijación hacia
nuestros líderes, considerándolos más grandes, más inteligentes y más capaces
que nosotros (estilo de Liderazgo paternalista). Aunque actualmente ya no se
piensa que estas habilidades son supernaturales y que las habilidades que hacen
a un líder son comunes a todos, sí se acepta que los líderes poseen éstas en
mayor grado.
Los estudios sobre el liderazgo señalan
que los líderes tienden a ser más brillantes, tienen mejor criterio,
interactúan más, trabajan bien bajo tensión, toman decisiones, tienden a tomar
el mando o el control, y se sienten seguros de sí mismos. Por ello estoy
convencido que de las muchas cualidades o características como le llaman
algunos autores que escriben sobre Liderazgo para mi la que más importancia
tiene de todas es la del carisma y porque sustento esto, porque no hay personas
que sigan a otro si esta sencillamente no les agrada. Por muchas otras razones y
conforme se consolida la ciencia de la Administración en las organizaciones, ha
cobrado fuerza el estudio del liderazgo como una función dentro de ellas. Esta
perspectiva enfatiza «las circunstancias sobre las cuales grupos de
personas integran y organizan sus actividades hacia objetivos».
Según esta perspectiva el líder es
resultado de las necesidades de un grupo. Un grupo tiende a actuar o hablar a
través de uno de sus miembros. Cuando todos tratan de hacerlo simultáneamente
el resultado por lo general es confuso o ambiguo. La necesidad de un líder es
evidente y real, y ésta aumenta conforme los objetivos del grupo son más
complejos y amplios. Por ello, para organizarse y actuar como una unidad, los
miembros de un grupo eligen a un líder. El líder no lo es por su capacidad o
habilidad en sí mismas, sino porque estas características son percibidas por el
grupo como las necesarias para lograr el objetivo. El líder se diferencia de
los demás miembros de un grupo o de la sociedad por ejercer mayor influencia en
las actividades (trabajo) y en las personas (colaboradores). El líder adquiere
status al lograr que el grupo o la comunidad logren sus metas. El líder moderno
o contemporáneo tiene que distribuir su autoridad y responsabilidad entre los
miembros de su grupo (estilo democrático).
Un individuo que destaca como un líder
en una organización constitucional no necesariamente destaca en una situación
democrática, menos estructurada. Los liderazgos pueden caer en personas
diferentes que pueden estar en cualquier nivel organizacional, porque como
señala David Fischman, una de las personas que más habla y escribe sobre
Liderazgo en nuestro país existe el liderazgo sin autoridad, aquel que surge
sin la ayuda de un Jefe. Si se pretende motivar a los participantes de una
organización, para lograr no sólo que entre todos se satisfagan los objetivos
de ella, sino también que quienes participan encuentren en la acción beneficios
para la consecución de sus objetivos individuales, se debe conseguir una cabal
integración entre las metas del grupo humano y la meta de la organización.
Para esto, es necesario que quienes
posean autoridad formal tengan la suficiente habilidad, capacidad y
sensibilidad como para erigirse en líderes del grupo humano en general, pero
hay que tener cuidado porque todo líder debe saber que se debe aplicar el
estilo correcto de Liderazgo según las circunstancias que se presentan o en la
que el se encuentre, como dicen otros autores a este Liderazgo le llamamos
situacional o de contingencias; y que muchas personas no lo aplican porque
piensan que las contingencias son pasajeras y que solo se debe desarrollar
tomando mejores decisiones, nada a mi parecer mas errado.
En nuestro país ser líder no es
sencillo, depende de factores que hay que tener en cuenta y que depende mucho
de la idiosincrasia, las costumbres, hechos, tradiciones, costumbres,
ideología, normas, etc.; por ello para una persona que no conozca o se interese
por conocer estos elementos, le va a ser muy difícil llegar a ser un líder. Por
lo tanto, para poder ejercer un liderazgo efectivo en estos tiempos que
vivimos, llenos de desconfianza de las personas, ansiedad, estrés, de falta de
identificación, miedo a la perdida de empleo; debemos empezar primero por
identificar y conocer los factores que forman parte de la cultura
organizacional.
1. Siliceo, A. (2001) Liderazgo
el don del servicio. Editorial Mc. Graw Hill. México.
2. Cornejo, M. (2003)
Compromisos para ser Líder. Editorial Grad, S.A. 2da Edición. México.
3. Fischman, D. (2000) El Camino
del Líder. Fondo Editorial UPC – El Comercio. Lima Perú.