La ola de inseguridad por las extorsiones que está tomando al país y que viene afectando a diferentes sectores económicos no es ajena al sector construcción, siendo este uno de los primeros en sufrir esta afectación, que se acrecienta día a día, y que de acuerdo a la Cámara Peruana de la Construcción (CAPECO) registra unas 300 obras afectadas o paralizadas, y que se refleja en la pérdida de S/ 1000 millones solo durante el primer trimestre del 2024.

Lamentablemente, las pocas y aún tibias acciones del Estado peruano para controlar y someter esta problemática -cuya violencia se acrecienta con el paso de los días- pareciera limitarse únicamente a Lima, dejando de lado al resto país, especialmente en el norte, como en La Libertad, donde los ciudadanos de bien, trabajadores e inversionistas de diversos sectores -incluido el sector construcción-, que buscan dinamismo y crecimiento económico en beneficio de la región, ven sus esfuerzos mermados por el accionar de las bandas extorsionadoras.

El complicado contexto descrito ha evolucionado a tal escala en el sector construcción que no discrimina entre las dimensiones y/o importancia del proyecto, lo que incluye proyectos de relevancia nacional entre los cuales se encuentra el proyecto de la Autopista del Sol, que recientemente ha reiniciado los trabajos de construcción del Evitamiento de Guadalupe, obra que venía paralizada por la falta de liberación de terrenos por parte del Estado (MTC), y que con el incremento de la inseguridad en La Libertad ha sufrido recientemente hechos delictivos que lamentablemente han cobrado la vida de uno de los trabajadores.

Conviene recordar que la Autopista del Sol, de 475 km, desde Trujillo hasta Sullana, tiene un avance de 50% y una inversión proyectada de USD 386 millones. Esta será el principal eje vial de integración de La Libertad, Lambayeque y Piura; y propiciará el crecimiento comercial y económico, impulsando la agroindustria, minería y el turismo.

No obstante, además de los 15 años de retraso que tiene el Estado para otorgar los terrenos que permitirán completar el proyecto, ahora se suman los hechos de inseguridad que están afectando sensiblemente el desarrollo normal de las actividades constructivas, postergando aún más esta obra que es un beneficio esperado por la comunidad de las tres regiones.

DELINCUENCIA SIGUE GANANDO LA BATALLA

Las extorsiones son pan del día en La Libertad. Exigen cupos en las obras, cobran en las empresas y bodegas pequeñas. Pagan los profesores e incluso los conductores de mototaxi. La lista es larga y una de las más importantes obras que se ejecuta en la región está a punto de paralizar definitivamente debido a ello: la Autopista del Sol.

«Plomo o plata» ese es el mensaje común en las amenazas de los delincuentes, que se ríen de los estados de emergencia del Gobierno Nacional, que en dos años son más de 20, pero no han logrado sus objetivos, provocando que incluso los grandes proyectos se vean comprometidos al no tener garantías para la seguridad en la ejecución de sus obras.

En la construcción de la Autopista del Sol, una de las más importantes obras viales del país, el pasado 4 de octubre fue asesinado a balazos un trabajador, generando zozobra entre el personal. Esta situación se debe a que en el lugar existen muchos caminos que sirven de acceso a los terrenos de cultivo de la zona y pueden ser utilizados por los malhechores.

La población aledaña y los trabajadores están en incertidumbre permanente debido a que las extorsiones continúan. Exigen que las autoridades adopten urgentes acciones para garantizar su seguridad, por lo que piden la inmediata intervención del Ejército, para brindar seguridad en este proyecto que conlleva múltiples beneficios para La Libertad, Lambayeque y Piura; y la presencia de un equipo especializado de investigación de la PNP que logre atrapar a los extorsionadores y no se espere a que ocurran más muertes.

La empresa a cargo del proyecto contrató a dos compañías de vigilantes, la comisaría del distrito de Pueblo Nuevo, con sus escasos recursos, brinda apoyo con 2 a 4 efectivos al día, pero es insuficiente debido a la cantidad de frentes de trabajo que tiene la obra, que son más de 10 actualmente, y eso que los redujeron debido precisamente a lo ocurrido.

Las extorsiones comenzaron el 25 de julio del año pasado, incluso pasaron disparando ráfagas de balas y quemaron un tractor cerca del cruce de Chuin y el canal Paiján, pero recrudecieron este año por lo que paralizaron los trabajos en marzo, durante seis meses. En Guadalupe llegaron a la oficina, golpearon al vigilante y le robaron su arma, dejando más amenazas.

El 25 de setiembre 2 delincuentes en moto dejaron cerca de un trabajador una bolsa con una hoja y el número 906093617 para que el administrador se contacte, Al negarse a abrir la bolsa hicieron una ráfaga de disparos. El 01 de octubre un capataz fue asaltado en obra, llevándose todas sus pertenencias, entre ellas su celular, y le dispararon entre las piernas, afortunadamente no fue impactado. También dispararon a un grupo de carpinteros y dejaron una nota con el número 928708740, al que debían llamar para ‘arreglar’. Al día siguiente diversos trabajadores comenzaron a recibir mensajes extorsivos vía WastApp.

Después que mataron al trabajador (vigía de obra) Luis Paredes Razuri, el pasado 4 de octubre, se volvió a parar cuatro días y el riesgo de volver a hacerlo es latente, lo que afectará los plazos previstos de ejecución de la obra.

En los últimos días hubo más acciones de amedrentamiento cerca a la vía de evitamiento de Guadalupe y según algunos pobladores se trataría de venezolanos. La PNP presume que la banda Los Malditos del Valle estaría detrás de las extorsiones.

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